Mediante Decretro provincial 0765/15, el Gobierno de la Provincia de Neuquén declaró en situación de Desastre Agropecuario a las eplotaciones agropecuarias de secano comprendidas dentro de los Departamentos Los Lagos, Lácar, Huiliches, Aluminé, Collón Curá y Catan Lil, que la autoridad de aplicación provincial certifique que se encuentran afectadas en su producción y/o capacidad productiva por la caída de cenizas volcánicas, por el término de doce meses. En el documento se añade que se instruya al Ministerio de Desarrollo Territorial (que a través de la Subsecretaría de Producción fue designada órgano de aplicación) a solicitar ante la Comisión Nacional de Emergencias y Desastres Agropecuarios, que homologue esta declaración.
En este Decreto se determina como productor beneficiario de asistencia por desastre agropecuario, a las personas físicas o jurídicas, ocupantes a cualquier título de explotaciones agropecuarias certificadas en su afectación de daño. Será la Subsecretaría de Producción la que evaluará cada caso, de acuerdo a lo dispuesto por la Ley Nacional 26.509. A esta situación se arriba tras registrarse una serie de variables negativas, prolongadas a lo largo de los años, que han desafiado a los productores de la provincia que buscan a pesar de ello sostener la producción, cuidar que caiga lo menos posible, esperando el momento adecuado para volver a crecer.
Es que para muchos productores neuquinos, la caída de cenizas tras la erupción del Cordón Caulle, producida en el mes de junio del 2011, produjo ya en ese entonces una reducción en su producción, que según el grado de afectación fue de entre un 25 y un 80%, y con el objetivo de poder mantener al resto de los animales en condiciones productivas razonables se vieron obligados a trasladar parte de sus animales y aliviar sus campos. Sin embargo, la sequía prolongada, con una merma en la pluviometría cercana al 35%, sumada a la invasión de langostas (Tucura) de los años 2013, 2014 y 2015, y a la reciente erupción del volcán Calbuco -en abril de este año-, cubriendo con un manto de cenizas una zona productiva que afecta a unos 30.000 vacunos, pone en jaque hasta a los productores más prevenidos y con larga experiencia en la región.
Carlos Caivano, integrante de la Comisión Directiva de la Sociedad Rural del Neuquén, e Inspector y Delegado Hereford para la región, explica: “Los establecimientos afectados han sufrido un detrimento en su producción basado en la pérdida de cabezas totales y en la productividad individual de dichas cabezas, ocasionada por la merma en la calidad y cantidad del pastizal, afectado por la sequía, la Tucura y la repetida caída de cenizas, por lo que hoy no se cuenta con pasturas en buenas condiciones de nutrición”. Cabe recordar que tras la erupción del Calbuco, varios productores se vieron obligados a sacar a sus animales de los campos y trasladarlos a otros lugares con mejores condiciones para la producción general.
“Las pérdidas acumuladas en estos últimos años han sido más que importantes y a ello se le suma un costo mayor en la producción, dado por la suplementación a la que se recurre en las categorías más atrasadas”, expresa Caivano. Para que se comprenda con facilidad: desde el 2011 en adelante se observaron pérdidas de la condición corporal (1 a 5) de casi 2 puntos en todos los animales evaluados y se registraron pérdidas de más del 20% en todas las variables productivas (preñez, parición, marcación y kilos venta).
En muchos casos se debió recurrir a la suplementación y aporte de sales proteicas durante los tres meses invernales, además de la eliminación de al menos un 20% del stock, por ejemplo realizando ventas de vacas secas jóvenes, que en una situación normal se retenían en condición de ser preñadas. Mientras tanto continuó el déficit hídrico y comenzaron las invasiones de langosta.
Carlos Caivano, aclara: “La condición del pasto en los campos afectados es en muchos casos preocupante dado que aún con la salida de los animales no se observa un buen recupero de los mismos, por ejemplo para el caso de las sierras y mesetas, y los sectores de mallines. En el caso de los mallines, la situación de pérdida en producción de kilos de materia seca podría rondar en un 70%, dado que muchas de las vertientes que mantienen estos sistemas en alta producción se secaron y consecuentemente se observó una rápida pérdida de las gramíneas y leguminosas de alto valor forrajero, quedando solo juncos secos y de color grisáceo”.
Cabe aclarar que las tucuras potenciaron este deterioro secando y consumiendo el mallín verde, que en unas tres semanas, con su paso, convierten en un gris oscuro, desapareciendo la capacidad productiva de los mismos y habiéndose alterado el potencial futuro de estas áreas por la pérdida de las napas.